lunes, 3 de marzo de 2008

Roma y... ¡Buenos Aires!
















El dicho dice que todos los caminos conducen a Roma, y, en efecto, a Roma me condujo finalmente el camino que había iniciado al salir de Ezeiza. A esta altura el subtítulo del blog ya ha quedado bastante desvirtuado: el viaje no llegó a durar 365 días -duró once meses- ni fue sólo por Asia -también incluyó algo de África y de Europa. Pero creo que a pesar de todo logré ajustarme bastante al plan original que me había propuesto. Y lo cierto es que cuando salí de Bs As -el 4 de abril de 2007- no sabía si quizás apenas un par de meses más tarde ya tendría ganas de tirar la toalla y bajarme del ring asiático.

Es verdad que la vida de mochilero puede resultar un tanto cansadora, pero también es cierto que es la modalidad de viaje mediante la cual se logra el contacto más íntimo posible con las culturas de los países que se visitan. Sin embargo el cansancio es acumulativo, y después de once meses debo admitir que ya extrañaba mi cultura nativa (mi familia, mis amigos, mis comidas, mi barrio...). Aun así durante estos últimos días del viaje no pude evitar sentirme un poco como el fugitivo que es consciente de la inminencia de su captura... ¡y su inevitable devolución a la prisión!

El viaje cumplió plenamente el objetivo que me motivó a elegir a Asia como destino: ver que tan distintas podían ser las cosas en el mundo en relación con lo que yo conocía, es decir el contraste cultural. Sería ocioso hacer una lista de los lugares, las gentes y las cosas extraordinarias que descubrí, dado que todo ha quedado expuesto en los posteos que fui publicando en el blog.

¿Qué decir de Roma...? Seguramente será poco y nada lo que pueda agregar a todo lo que ya se ha dicho de esta ciudad. Sólo diré que me fascinó. Su arquitectura, sus obras de arte, su cocina...

Estas palabras las escribo desde Bs As sentado en la computadora de casa y son ya las últimas que publico en el blog. Sólo me queda agradecer a todos los que se tomaron el tiempo para ingresar en la página y leer los relatos que fui escribiendo. La intención fue simplemente compartir con los amigos aquello que me fue pareciendo más interesante, y si alguna vez logré entretenerlos un poco, me doy por satisfecho. También les agradezco mucho a todos los que dejaron mensajes.

Bueno gente, un abrazo enooooooorme para todos desde Bs As... ¡y hasta la próxima salida de Le mètéque sine metu!

Fernando